Energía y agua son temas centrales y transversales en las agendas y discusiones globales sobre desarrollo sostenible. Y en Itaipu no podría ser diferente. Generar energía limpia y renovable con cuidado ambiental es una premisa que orienta la empresa desde la época de su construcción, cuando fue creada la primera área formal de medio ambiente y relación con la comunidad del sector eléctrico brasileño.

De allá acá, la empresa ha liderado una transformación en la región Oeste de Paraná, por medio del Programa Cultivando Água Buena (CAB). Creada en 2003, la iniciativa reúne un conjunto de acciones que objetiva garantizar la cantidad y la calidad de las aguas, así como la sustentabilidad territorial. Y muchas de las iniciativas implementadas se volvieron referencia para nuevos proyectos hidroeléctricos y grandes obras de infraestructura en todo el mundo.

En medio a la peor crisis hídrica enfrentada por el país, en 2015, el CAB fue electo la mejor práctica en administración de recursos hídricos por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). La premiación fue entregue en el día 30 de marzo, en la sede de la institución, en Nueva York. El premio es el sello más importante en el área ambiental concedida a la binacional.

Entre las principales acciones que hacen parte del CAB están:

• Recuperación de microcuencas, con énfasis en la protección de nacientes
• Recomposición de bosques ciliares
• Conservación de suelos
• Readecuación de carreteras
• Instalación de proveedores comunitarios
• Implantación de cisternas para reuso del agua
• Promoción de sistemas de producción y consumo más sustentables
• Educación ambiental

El diferencial del CAB es la [+] estrategia de involucrar las comunidades utilizando una metodología que garantiza la amplia participación e inclusión de diversos actores sociales, entre ellos los segmentos vulnerables, tales como comunidades indígenas, pescadores, quilombolas, recicladores y pequeños productores. Son más de 2 mil socios entre ayuntamientos, organismos públicos, empresas y líderes comunitarios que participan activamente desde el diagnóstico situacional, hasta la planificación, ejecución y evaluación de las acciones.

Pasada más de una década, el programa está en cursillo avanzado en un 30% del territorio (que abarca 29 municipios), con 217 microcuencas hidrográfi- cas siendo recobradas. Ya promovió la recuperación de casi 2.000 kilómetros de carreteras rurales, protección de más de 1.300 kilómetros de bosques ciliares, conservación de más de 23.500 hectáreas de suelo e implantación de 165 proveedores comunitarios, acciones que aportan para la disminución de la sedimentación de los ríos, de la erosión, así como para la conservación y preservación de las aguas.

Toda esa experiencia se transformó en tecnología social para ayudar gobiernos locales y otros países que sufren con escasez del agua. El programa ya está siendo replicado en países de América Latina y ha inspirado muchos otros. En el ámbito nacional, en 2015 fue adoptado por el Gobierno de Minas Gerais, estado que concentra las mayores bacías hidrográficas del país, y por Brasília, donde el Rio Paraná comienza a formarse.

Para saber más sobre el programa, acesse [+] www.cultivandoaguaboa.com.br