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Campesinos y directivos consensuan estrategias para cumplir cronograma
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16/08/2011

Líderes de organizaciones campesinas beneficiadas por el proyecto de seguridad y soberanía alimentaria, se reunieron con directivos y técnicos de Itaipu y de la Fundación Parque Tecnológico Itaipu (FPTI), con el fin de evaluar las actividades y apuntalar estrategias para concretarlas en el plazo establecido.

El director administrativo, Constancio Mendoza, indicó que han manifestado la voluntad de Itaipu de seguir apoyando a la Fundación PTI, de manera que este proyecto que se ha iniciado pueda llegar a concretarse dentro del cronograma establecido. “No hubo grandes dificultades, se han acelerado algunos trámites y procedimientos para agilizar los desembolsos”, adujo.

Mendoza señaló que realizaron una evaluación de la marcha del proyecto, que “se retoma con mucha fuerza para ir apuntando a concretar el programa, para que antes de fin de año estén aplicados, tanto los recursos como los planes establecidos, para poder tener un resultado evaluable a corto plazo”.

Dijo también que en primer término Itaipu Binacional está cumpliendo la responsabilidad de atender su área de influencia y que esto tiene un impacto en el sentido de que influirá en el arraigo de las familias campesinas, si bien en el contexto global país, tal vez sea insuficiente la aplicación de los recursos.

“Irrefutablemente en la zona de influencia y en las comunidades donde se está desarrollando el proyecto, constituye sin duda alguna, una política que apunta al combate a la pobreza, porque las familias campesinas podrán tener productos de auto consumo y en una siguiente etapa, posiblemente, ya estarían preparados para tener otro tipo de producción, para evitar la migración”, enfatizó.

Anunció que de esta experiencia pueden surgir conclusiones y orientaciones para eventuales políticas a ser aplicadas en otros lugares y por qué no transferir los conocimientos a otras instituciones para que puedan aplicarlas dentro de sus programas de desarrollo.

“Lo positivo es que las comunidades campesinas e indígenas están sintiendo a través de Itaipu, que el Estado puede desarrollar políticas de soberanía alimentaria, mejorar la calidad de vida, la propia experiencia deja la enseñanza que las comunidades pueden ser fiscalizadoras para la aplicación correcta de los recursos”, expresó el director administrativo.

Un proyecto participativo

Rocío Robledo, directora de la Fundación PTI, señaló que el proyecto tuvo ciertos tropiezos en los desembolsos, los cuales se están resolviendo ahora y que junto con las comunidades se está viendo la forma de revertir esa situación y hacer que se recuperen las acciones en el territorio.

Aclaró que los propios campesinos están trabajando en reformular las acciones con Itaipu y que también en esa reformulación, además de cuestiones materiales, se ha visto la necesidad de que ellos queden con capacidades instaladas para hacer la capacitación en las comunidades, y también que se les trasfiera una metodología de planificación y de preparación de proyectos.

El proyecto se planteó desde un primer momento que tenía que ser participativo, y partir no desde los técnicos las soluciones, sino desde los planteamientos de las comunidades. “La formulación misma del proyecto ha sido que el diseño de las acciones que se van a llevar a cabo en las comunidades, parta de las mismas”, aseveró.

Agregó que se han hecho planteamientos básicos como recuperación de bosques, agricultura agroecológica, cría de animales pequeños, pero son los beneficiarios los que definen dónde se van a ejecutar, por ejemplo los criaderos comunitarios de terneros y otros pequeños animales.

A otras comunidades se les da capacitación y asesoría para que vayan viendo cómo se implementa un gallinero o cría de animales. “Los resultados son muy buenos, porque participa toda la comunidad en la capacitación en terreno, el PTI ha provisto un equipo de sistematización que está permitiendo corroborar si efectivamente las acciones tienen resultados o efectos y a futuro que tengan impacto en las comunidades”, adujo.

Técnicos resaltan logros en producción de alimentos

Miguel Cardozo, coordinador del plan de soberanía alimentaria del sector indígena, alegó que se tuvo un pequeño retrazo, pero que a pesar de eso se ha tenido continuidad normalmente en la consecución de las tareas.

Mencionó que siguieron con actividades que tienen un costo cero, donde la propia comunidad pone su aporte en materiales sencillos y concretos para realizar la tarea, como apertura de pique de bosques, trabajos que tienen que ver con enriquecimiento de bosques y que ahora se han efectuado los desembolsos para la aplicación directa en el campo.

Entre las actividades incluidas en el plan de trabajo figuran la cría de pequeños animales, estanques de peces, cría de animales silvestres, y trabajos que tienen que ver con abonos de verano que se va aplicar en el campo, como también algunas actividades tendientes a fortalecer tanto a las organizaciones campesinas como indígenas, además de talleres y seminarios.

“Estamos dando mucha importancia a la parte organizativa, porque es lo que está dando soporte a lo que se está haciendo, porque las familias guaraníes han perdido mucho por la occidentalización de muchas de sus prácticas ancestrales”.

Resaltó que se está tratando de rescatar la forma organizativa social y política de los indígenas para ayudarles a recuperarse como pueblo, con actividades que tienden a fortalecer el aspecto espiritual de los mismos. Un rescate de sus leyendas, ritos, danza, que es muy importante redescubrir, para un mayor arraigo, conforme indicó.

Como logros destacó por sobre todas las cosas que la gente está esperanzada, que hay buenos resultados. Mencionó como trabajos interesantes los relacionados a técnicas de injerto de mango, muchas huertas comunitarias, actividades concretas en los comités de mujeres a las que se les enseña para reaprovechar los alimentos, el aumento en la cantidad de producción de alimentos en las comunidades.

Proyectos productivos en las comunidades

Francisco Trinidad, coordinador del sector campesino señaló que se normalizó el proceso que está en ejecución y que el PTI está moviendo toda la parte de compras, agilizando todo para que se inicien dentro de quince días todos los proyectos productivos en todas las comunidades campesinas.

“El logro más significativo es la producción de alimentos, se alcanzó una cantidad muy interesante que está en las comunidades. “Creo que el Gobierno nacional está impulsando muy bien este programa de seguridad alimentaria, que es lo que Itaipu está llevando a cabo enfatizándose en un modelo de producción con una opción tecnológica diferente, de agroecología, frente a los otros modelos que desplazan a los sectores campesinos de sus comunidades”, alegó.

Dijo además que “hay un déficit y una deuda demasiado grande con el sector campesino, que el Ministerio de Agricultura y Ganadería actualmente no tiene la capacidad de cubrir todo y creo que con este proyecto la Itaipu está dando un apoyo muy importante”.

Señaló que los campesinos están tomando con mucha seriedad este proyecto, los beneficiarios siguen al pie de la letra el desarrollo, acompañados de los técnicos que fueron propuestos por las comunidades, por lo que conocen la realidad de las mismas.

Las señales más positivas

El gerente del Proyecto de Seguridad y Soberanía Alimentaria, Arnulfo Fretes, destacó como señales positivas del mismo, que en primer término ha marcado un punto de inflexión en la manera de abordar proyectos desde la propia Itaipu Binacional, primero en la relación interinstitucional, ya que varias instituciones del Estado están involucradas, además de Itaipu.

En cuanto a la concepción del proyecto resaltó la participación activa de las comunidades y sus estructuras organizativas, lo que permitió que el plan se oriente sobre la base de alto protagonismo social que posibilitó logros importantes.

El aumento sustancial de la producción de granos y de cultivos de autoconsumo de las comunidades, como fruto de la entrega de semillas, herramientas y apoyo para preparación de suelos, es lo más rescatable de los resultados, según Fretes.

Mencionó en este contexto que en el caso de Canindeyú hubo un 30 por ciento y en Alto Paraná 14 por ciento más en producción de granos en las comunidades trabajadas que abarcaron 1302 familias en ambos departamentos.

Habló también de la respuesta de campesinos e indígenas, lo que desde un principio descartó el concepto de asistencialismo que muchas veces condujo a la mendicidad, mediante un planteamiento que apunta al desarrollo de las comunidades. “Cada comunidad apoyada ha tenido la oportunidad de gestar su propio modelos de desarrollo y eso es muy valioso”, destacó.

Dirigentes campesinos destacan voluntad de Itaipu

Pablo Ojeda, dirigente de la Asociación de Productores Agropecuarios (APA) que abarca Alto Paraná y Canindeyú, presentó a Itaipu un proyecto de seguridad alimentaria, que tuvo una dificultad administrativa que ahora se destrabó luego de un compromiso político por parte del director de Itaipu.

“Nosotros agarramos esto como un proyecto y no como un simple programa, como asociación entendemos que ya existe una pérdida inclusive de cultura con relación a la seguridad alimentaria, pero esta pérdida se puede revertir, porque los campesinos están aún en el terreno, aunque no en gran porcentaje, quedan en el campo, tanto en Alto Paraná como en Canindeyú”, dijo.

Los campesinos plantean que se luche por recuperar la cultura campesina, por lo que están haciendo el esfuerzo por resistir y que están dispuestos a acompañar la gestión del director General paraguayo en esta iniciativa, en cumplimiento de la responsabilidad social de la Itaipu Binacional, según dijo.

Por otra parte, José Bobadilla, dirigente del Movimiento Campesino Paraguayo comentó que “en realidad lo que nosotros planteamos a partir de la necesidad que sentimos en los asentamientos o comunidades campesinas, es para que se puedan iniciar algunos trabajos con los compañeros campesinos, con el apoyo de Itaipu.

Agregó que es muy importante, porque de esta forma se potenciará la seguridad alimentaria, con el proyecto iniciado, ya que la agricultura campesina, principalmente la existente dentro de una pequeña parcela de tierra, necesita de acompañamiento permanente para que se pueda lograr el arraigo campesino.

Mencionó que “recién ahora se siente la influencia de Itaipu, porque anteriormente se manejaba todo a nivel partidario, actualmente es diferente porque se están ejecutando los proyectos a través de las organizaciones y sus dirigentes, que permite que las propias familias campesinas planteen sus necesidades y visiones”.

El proyecto se configura en una lucha contra la pobreza y en una atención al problema del hambre, pues a través de esto las comunidades campesinas vuelven a tener esperanza, un nuevo impulso para reactivar su economía, de acuerdo a la visión expresada por José Bobadilla.